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La mitad de los niños con dermatitis atópica desarrolla alergia a alimentos

  • La alergia es una alteración multisistémica que afecta al menos a una cuarta parte de los niños europeos en edad escolar.
  • Más del 50% de los casos de dermatitis atópica infantil reacciona con dos o más grupos de alimentos.
  • El 15% de los niños de 13-14 años ha sido diagnosticado de dos o más enfermedades alérgicas como asma y rinitis alérgica.

La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmunitario que identifica como nocivas sustancias inocuas que son habitualmente toleradas por la población que no padece esta enfermedad y es precisamente en la niñez cuando tiene un mayor impacto. Así lo explica María Flora Martín, alergóloga en el centro médico d-médical, que asegura que “es muy común que los niños sufran más de una enfermedad alérgica al mismo tiempo. A modo de ejemplo, el 15% de los jóvenes de 13-14 años ha sido diagnosticado de dos o más enfermedades alérgicas como asma y rinitis alérgica”.

La expresión clínica de las alergias puede ser muy precoz y las primeras manifestaciones suelen ser eccema y alergia a determinados alimentos. En el caso de los niños con dermatitis atópica, se observa un alto índice de alergias alimentarias: “el 50 por ciento de los niños que tienen este problema en la piel desarrolla alergia a alimentos y, en más de la mitad de los casos, reaccionan con dos o más grupos de ellos”, apunta la doctora Martín. En España, uno de cada cinco niños padece dermatitis atópica llegando a suponer hasta un 5% de las consultas pediátricas y la mitad de las consultas de dermatología pediátrica.

A lo largo de los primeros años de vida, muchos individuos atópicos desarrollan alergia respiratoria con síntomas de rinitis y asma. Los episodios de broncoespasmo se pueden iniciar en el primer año, pero los niños que desarrollan alergia respiratoria suelen manifestarla a partir de los dos ó tres años. En este sentido, resulta difícil un diagnóstico preciso y temprano para los más pequeños, lo que ocasiona ansiedad y un trastorno en la calidad de vida diaria, tanto para los padres como para el niño afectado, que conlleva consecuencias como: interrupción del sueño, especial cuidado con la alimentación, precaución en el uso de detergentes para la ropa así como en la composición de la misma o la necesidad de utilización de jabones específicos para el cuerpo, y un secado adecuado de la piel.

Cómo se manifiestan las alergias

La alergia es una alteración multisistémica que afecta al menos a una cuarta parte de los niños europeos en edad escolar. En los últimos 15 años las enfermedades alérgicas se han duplicado. Hechos como la industrialización o el cambio climático están incrementando su prevalencia hasta el punto de convertirlas en una epidemia del siglo XXI en los países desarrollados. “A la mayor incidencia, se suma un incremento en la complejidad de los procesos con la coexistencia de alergias alimentaria y respiratoria con participación cutánea en un mismo paciente”, destaca la experta.

Las reacciones alérgicas pueden tener múltiples manifestaciones con una intensidad variable. Con frecuencia se inician con prurito o picor de distinta localización, casi siempre acompañado de habones que suelen generalizarse. El edema es habitual en los párpados y los labios, afectando a manos y pies en los niños más pequeños. En casos graves puede llegar a afectar a las vías respiratorias creando una situación de riesgo para la vida del paciente. En niños con alergia respiratoria las manifestaciones de rinitis, conjuntivitis y broncoespasmo son más frecuentes cuando asocian alergia a alimentos y elevan el riesgo de reacciones graves. La presencia de asma, sobre todo si no está controlada, puede aumentar la gravedad de las reacciones de alergia alimentaria.

Es importante señalar que cada una de estas manifestaciones afecta a la calidad de vida del niño que, entre otras cosas, ve mermado su rendimiento escolar. Para evitar en la medida de lo posible estas situaciones, la alergóloga incide en que “un diagnóstico preciso de alergia favorece el conocimiento y el manejo de la enfermedad, evitando dietas innecesarias y proporcionando un adecuado control de las manifestaciones cutáneas, digestivas y respiratorias, mejorando la calidad de vida y el rendimiento de los niños alérgicos”, concluye.